Cuatro socios de la Asociación Almeriense de Daño Cerebral 'Vivir', con sede en El Ejido, tienen cada jueves una cita ineludible, montar a caballo. Y es que cada semana, estas personas con daño cerebral acuden a la Escuela Hípica 'El Tomillar' para recibir su sesión de hipoterapia acompañados por un fisioterapeuta quien les ayuda a corregir malas posturas y a mejorar el equilibrio con el fin de otorgar poco a poco mayor autonomía a las personas afectadas por daño cerebral del municipio.
El alumno más aventajado del grupo es Ramón Olivencia. Tiene 34 años y reconoce que no se le da nada mal montar a su caballo llamado 'Rocinante' porque, «ya lo hacía antes del accidente». Por ello, apenas necesita indicaciones para realizar los ejercicios y su soltura ha ido apareciendo paulatinamente porque procura siempre asistir a clase. Según explica su fisioterapeuta, «con personas adultas como Ramón practicamos ejercicios de equilibrio, para mejorarlo y afianzarlo».
Pero con los más pequeños como Ana Jiménez de 7 años de edad, y Rogelio Fernández de 9 años, el fisioterapeuta realiza ejercicios posturales porque las personas con daño cerebral tienden a flexionar la columna desde niños, por lo que a través de estos ejercicios pueden corregir sus posturas a la vez que aprenden a mantener también el equilibrio. En el caso de Ana, su madre recuerda aún un poco asustada la primera vez que vio a su hija subida al caballo. «La primera vez me daba miedo y al principio se cansaba y quería parar pero ahora va muy bien y se nota que le gusta y que disfruta», expresó la madre de la pequeña.
Un hecho que no es de extrañar ya que momentos antes de subir al caballo, los pequeños acarician al animal y van tomando poco a poco contacto con el equino más pequeño de la escuela, 'Caramelo'.
Para la presidenta de la asociación, Dolores Prados, «se trata de una terapia muy beneficiosa y aunque al principio no tenían apenas equilibrio ahora van cada vez mejor y están más sueltos, así se sienten más independientes».
Así, cada semana durante una hora, estas personas se convierten en jinetes y disfrutan de un paseo a caballo en la escuela hípica al mismo tiempo que mejoran su calidad de vida a través de una terapia no sólo rehabilitadora sino también socialmente más que saludable.
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31/01/2010